Hace unos meses recibí una llamada del dueño de un negocio en el Norte de Europa. Su compañía había comprado un pequeño volumen de jet skis a un proveedor chino. Después de llegar al puerto de destino la carga fue inspeccionada por la aduana, y ellos le pidieron al comprador que les mostrara las certificaciones apropiadas. Esto no hubiera sido un problema, sino por el hecho de que el tipo no tenía idea de lo que estaba haciendo.
El importador no consideró la certificación un problema hasta que fue notificado por la aduana, y ellos se reusaron a liberar los productos hasta que se presentaran los papeles de certificación. El siguiente paso lógico en esta historia sería que el proveedor interviniera, enviara algunos papeles por FedEx y salvara el día. Eso fue un callejón sin salida, porque el proveedor tampoco tenía idea. Era de hecho la primera vez que exportaba hacia Europa.
Después de unos minutos en el teléfono descubrí que la situación era un desastre. La única buena recomendación que tenía para el tipo fue que él debía llamar a la aduana y pedirle que destruyera la carga. Es algo difícil de decir cuando sabes que él iba a perder aproximadamente ¡50,000 dólares! Allí fue donde la llamada termino, y no he escuchado de él desde entonces.
Esa no fue la primera vez y ciertamente ni la última vez en que un importador presuma que “el proveedor debe saber cuál certificación o regulación aplica en mi país”. Hace un año recibí otra llamada del dueño de un pequeño negocio quien desesperado tenía todo su lote de juguetes, importados desde China, incautados por las autoridades locales. ¿La razón? Los juguetes no cumplían con las ultimas regulaciones de la Unión Europea, aunque su proveedor le había dado unas medio decentes reportes de prueba photoshopeadas. Tampoco supe de él otra vez.
Entonces, ¿cuál es la moraleja de esta historia? ¿Qué usted sencillamente no debería molestarse en importar cosas desde China? Bueno, ese sería una declaración estúpida considerando que vivo de esta industria, pero si usted no quiere arruinar sus próximos 15 años le sugiero siga este consejo:
Nunca asuma que su proveedor esta consiente de las regulaciones y certificaciones de productos en su país
Le diré que la mayoría de los pequeños importadores desde China no pueden olvidar las certificaciones de productos. Muchas de las veces que he tocado ese punto los importadores van a la defensiva y responden que “¡el proveedor debe saber!”. En efecto, estoy de acuerdo con eso, ellos ciertamente “deben saber” cual certificación requiere su producto para países o mercados específicos.
Sin embargo, eso no puede estar más lejos de la verdad. Solo una pequeña minoría de los proveedores en china tienen remoto conocimiento de la certificación de productos y otras regulaciones en mercados mayores como Norteamérica o la Unión Europea. La PRIMER pregunta que debe hacer a su nuevo proveedor es si puede cumplir o no con los requerimientos de certificación. Su SEGUNDA pregunta debe ser si ellos tienen documentos para probarlo.
Asegúrese de que el producto correcto está certificado
Una certificación de producto (por ejemplo CE, RoHS o REACH) es específica para un cierto producto. No para TODOS los productos hechos por un proveedor. Es muy común que el proveedor se refiera a reportes de prueba para productos completamente diferentes cuando usted le pide algún tipo de prueba.
Verifique la autenticidad y validez de los reportes de pruebas existentes de su proveedor
Hay gran cantidad de reportes de prueba falsos por doquier, algunos son obviamente falsos mientras que otros parecen auténticos. La única forma de descubrirlo es preguntando a la compañía emisora (por ejemplo SGS y TUV) para verificar la autenticidad y validez del certificado. Yo he descubierto más de algunos falsos en los últimos años. En algunas industrias, especialmente electrónicos de consumo, ¡los certificados falsos son más comunes que los reales!
¡Solo hay una forma de estar seguro!
Hacer una prueba de productos antes de la entrega podría ser una de las mejores inversiones que usted hará. Hay muchas compañías ubicadas en China y Hong Kong pueden probar sus productos de acuerdo a ciertos estándares (es su trabajo decirle cuales estándares). El rango de precios va desde unos pocos cientos de dólares hasta varios miles, dependiendo la norma de certificación y el producto.
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